¿POR QUÉ LLORAMOS DE ALEGRÍA?
Lo más natural es sonreír cuando estamos contentos y llorar cuando estamos tristes, ¿verdad?
Pero, a veces, cuando nos sentimos extremadamente contentos, acabamos llorando de alegría o cuando los nervios van a más, hay quien reacciona con una risa nerviosa o incluso con una carcajada.
¿Por qué ocurre esto? Se trata de un tipo de reacción que tenemos cuando experimentamos una emoción tan fuerte que nos sobrepasa. El cerebro lanza una emoción contraria para "contrarrestar la sobrecarga emocional" y evitar que el sentimiento nos desborde todavía más.
Aunque se supone que el llanto es una reacción fisiológica asociada a experiencias negativas, lo cierto es que las lágrimas brotan también de nuestros ojos cuando vivimos situaciones de alta activación emocional, cuando nos dan una buenísima noticia o al ganar un premio tras un esfuerzo importante.
La finalidad de nuestro cerebro es ayudar a nuestro cuerpo a restaurar el equilibrio emocional.
Estas reacciones aparentemente contrapuestas al sentimiento que estamos experimentando nos permiten conseguir moderar la intensidad de dicha emoción y alcanzar de nuevo un nivel óptimo en nuestro organismo.
Es como si nos sintiéramos sobrepasados por dicha emoción y nuestro organismo tratara de compensar ese estado desbordante con la intención de que no se vea mermada nuestra capacidad de actuar y pensar.
Lo mismo ocurre con la risa nerviosa, ya que puede pasar que se nos escape la risa cuando estamos en situaciones especialmente tensas o muy nerviosos… En este caso, nuestro cerebro, siempre en alerta ante cualquier peligro, interpretará que quizá la situación no sea tan amenazante y tratará de calmarse para responder de una manera más adaptativa a la situación.
“Lo esencial es invisible a los ojos"